El día que se rompió la fuente (1)

>> viernes, 4 de abril de 2008

Y… sé que este tema no va a ser agradable para muchos hombres que lean el blog, pero será de gran ayuda por si, en algún momento, deciden ser padres.

Debo decir que la historia a continuación podría tener algunos errores en cuestión de horas y tiempos, como algunos sabrán, la memoria no siempre es mi mejor compañera.

Eran alrededor de las 10.30 de la noche. Yo tenía la barriga más grande del mundo. Durante las últimas semanas no había podido dormir bien, la presión que ejercía el actual Pablito dentro de mí, apretujando mis costillas era ya insoportable. Me faltaba el aire y no veía las horas de que saliera. Incluso tenia miedo de ir al baño! Pensaba que en cualquier momento juaaaash!! Pablito terminaría inmerso y ahogado en el water… gracias a Dios mis alucinaciones nunca se llevaron a cabo.

Volviendo a las 10.30 de la noche. Algo me decía que ya era el momento. Días antes había tenido “falsas alarmas” y el pequeño parecía q ya salía pero nada. Ese día preparé mi maletita, como me habían explicado en mis clases de profilaxis, una ropita ligera y una abrigadora, biberón, pañalitos talla S, una bata para mí, y mis pañalitos también jeje.

Llamé a Kique y le dije “Trata de venir rápido del trabajo porque creo que hoy es!!”. Llamé a mi papá y le dije: “Papi ven a la casa creo q hoy nacerá Pablito, ven para que me acompañes a la clínica” Mientras tanto me puse a caminar dando vueltas por el segundo piso de mi casa cual Penélope con sus zapatitos de charol y su vestido de domingo….

Ding Dong, el novio llego muy despreocupado, lo cual hizo que yo también me despreocupara, recuerdo que verificamos juntos las cosas que podría necesitar en la clínica y luego comenzamos a reirnos no se de qué y juash! Algo ya estaba queriendo salir de mis entrañas. “Mamaaaaaaaá, Papaaaaaaaaá vamoooooooooos!!!”

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